Garrincha | Manuel Francisco dos Santos


Manuel Francisco dos Santos.


Magé, Río de Janeiro 28 de octubre de 1933.

Garrincha el jugador del pueblo, uno de los jugadores más talentosos de todos los tiempos, en número dos en la mejor época de Pele, de hecho de no haber existido Pele de seguro hubiere sido tan legendario como Pele, pero en Brasil.

Fue una persona que no se movió muy bien en el ámbito social y de las relaciones publicas, para obtener marcas que te sigan y en consecuencia conseguir el marketing que te haga conocido en el mundo.

Cosa que desde sus inicios Pele manejo muy bien, incluso en su época de New York, donde es bien sabido que hubo drogas, mujeres y mucha diversión.

El problema de Garrincha fue ese, no supo manejar bien su fama y la bebida y las mujeres fueron su ruina fuera de las canchas, tuvo 14 hijos con distintas esposas y amantes.

Un grande, siempre que Pele y Garrincha jugaron juntos con la selección Brasileña, nunca perdieron un partido.

Participó en tres Copas Mundiales de la FIFA: Suecia 1958, Chile 1962 e Inglaterra 1966.

Campeón mundial en las dos primeras.

En Suecia 1958 formó una de las mejores delanteras junto a Pelé, Didí, Vavá y Mario Lobo Zagallo.

Jugó con la selección 60 partidos, de los cuales ganó 52, empató 7 y perdió sólo 1.

Garrincha ayudaba con sus goles y su juego a ganar los partidos un jugador vital, sin duda.

Garrincha falleció en la miseria, el 20 de enero de 1983 en Río de Janeiro, una historia muy triste la verdad, una leyenda viviente del futbol que nadie pudo ayudar, o por lo menos darle en sus últimos días el apoyo para que sus últimos días no fueran lo que fue.

Pues se dice que pedía dinero en las calles para comer y muchas veces durmiendo en las calles.

Según los médicos su muerte fue consecuencia de "congestión pulmonar, pancreatitis y pericarditis, todo dentro del cuadro clínico de alcoholismo crónico".

Su velatorio se realizó en el estadio Maracaná, algo irónico pues en el momento de su muerte el país si le recordó y el estadio llego a su máxima capacidad para despedirlo como en sus mejores tiempos.

Nunca pudo ser tan grande fuera de las canchas como lo fue dentro de ellas pues tuvo que morir para volver a ser Recordado.

Su ataúd fue cubierto con una bandera del club que lo vio brillar, el Botafogo.